Por qué engancha el porno y por qué consideramos problema la adicción a la pornografía.
¿A qué llamamos adicción a la pornografía?
Según la OMS, las adicciones son enfermedades físicas y psicoemocionales. Físicas, porque afectan a la biología y la arquitectura del cerebro; psicoemocionales, porque causan distintos grados de malestar y sufrimiento tanto a la persona que tiene una adicción como, posiblemente, a las personas que forman parte de su entorno ahora bien, qué es la adicción a la pornografía.
La industria pornográfica genera más dinero al año que Microsoft, Yahoo, Apple, Netflix, Amazone, Google y eBay juntos. Sencillamente, no existen hombres que no hayan consumido pornografía. Y una proporción enorme lo hace desde los diez años. (En cuanto a las mujeres, no hay tantos datos disponibles y su análisis es más complejo).
Pero, ¿por qué esto tendría que ser un problema?
Si el sexo no provoca daños y nuestro punto de vista no es en absoluto de orden moral, ¿por qué hablamos de adicción, o sea, de malestar, de sufrimiento, de problema?
Desde una óptica exclusivamente neurológica, sabemos que con el consumo de pornografía habitual se producen efectos de habituación como los que se experimentan en el consumo de sustancias, de manera que se necesitan tiempos cada vez mayores para provocar la misma excitación; y del mismo modo se ven afectados los circuitos de recompensa del cerebro y las áreas implicadas en la memoria y la motivación, de manera que se vincula a una cierta sensación de pérdida de control que está asociada a ansiedad y depresión.
En cualquier caso, pese a que las estructuras comprometidas en la adicción a la pornografía sean las mismas que aquellas que se ven implicadas en otros comportamientos de abuso, como en el consumo de sustancias, los mecanismos o los procesos resultan ser diferentes, por lo que las causas de la adicción al porno deben buscarse en otro lugar.
¿Por qué engancha el porno? Adicción a la pornografía
Internet es un medio privilegiado sin competencia para inducir y mantener la excitación sexual. Es inmediato y es ilimitado y no existen restricciones en el acceso.
Está siempre que quieres, no hay necesidad de negociar ni de seducir. No hay que enfrentar el miedo ni la inseguridad ni los complejos ni ninguna de las circunstancias que caracterizan una interacción real. No hay que buscar la oportunidad ni “currárselo” de ningún modo. No hay que involucrarse emocional ni afectivamente… Nada. No hay que hacer nada salvo “click”.
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Y es esta intensidad, esta accesibilidad y esta ausencia total de obstáculos psicológicos y sociales, sobre todo esto último, lo que hace que para algunas personas el sexo online y la pornografía no puedan competir con una relación real, en la que necesariamente tienen que producirse todo tipo de movimientos afectivos, emocionales, sociales, que pueden para algunos llegar a ser muy angustiosos y dolorosos.
Muy a menudo, las personas no son conscientes de experimentar o haber experimentado alguna vez estas dificultades, que permanecen enterradas bajo capas y capas de racionalizaciones y justificaciones, de años y años de mirar hacia otro lado puesto que, en definitiva, la pornografía lo ha permitido y no ha habido necesidad de enfrentar la dificultad.
Ha sido excepcionalmente fácil obtener la recompensa de una manera más directa y exenta de complicaciones personales. De este modo, las dificultades han podido permanecer durante mucho tiempo totalmente alejadas de la conciencia hasta que se han difuminado por completo y parecen no existir.
Adicción a la pronografía: características: ¿Qué nos da la voz de alarma?
A veces, el aviso es sintomatología ansiosa o depresiva que no parecen estar en conexión con el consumo de pornografía. Otras veces son las dificultades sexuales, como la disfunción eréctil, cuando se desea tener relaciones sexuales con otra persona. En ocasiones, son los problemas asociados, como la ausencia de deseo e interés por tener relaciones con la pareja, lo que lleva a la adicción a la pornografía los que avisan de que hay algo que revisar o enmendar.
Cualquiera que sea el motivo que conduce a alguien a replantearse la expresión de cualquiera de los aspectos de la personalidad, puede resultar de gran ayuda contar con el apoyo de un profesional cualificado que pueda acompañar en ese proceso de autoconocimiento y comprensión.
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Autora: Elsa García
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